CADA
DÍA CON DIOS
No
Busquemos lo Fácil
Un líder es alguien que lleva la delantera que no hace lo que todo el mundo hace.
Una
persona con espíritu de líder siempre es el mejor en el estudio, en el trabajo,
en el hogar, en la iglesia y en cualquier actividad que emprenda.
Las
personas de éxito buscan hacer lo más difícil de esta manera se aseguran de que
nadie los siga.
Dios
había escogido a Moisés para que liberara a su pueblo.
Pero
en la condición en la que se centraba no le servía por esta razón empezaría a
prepararlo como el líder que debía ser.
La
única forma que tiene alguien para llegar a ser el mejor en todo lo que haga es
aprendiendo a no buscar lo fácil.
Por
esta razón Dios empezaría no haciéndole fácil la misión que le había
encomendado. Éxodo 4. 21 “Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto,
mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano;
pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo”
El
facilismo convierte en mediocre a una persona, las cosas buenas no son fáciles
ya que si así fuera todo el mundo las podría obtener.
En
este mundo solo hay dos caminos a seguir, el ancho que secularmente significa
el facilismo y el estrecho que significa lo difícil.
Mateo
7. 13-14 “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso
el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por
ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva
a la vida, y pocos son los que la hallan.”
Muchas
personas sueñan con convertirse en el mejor empresario, en el mejor líder, el
mejor estudiante. Etc. Pero no quieren pagar el precio.
No
buscar lo fácil sería: madrugar más, caminar más, hacer más de lo que nos toca.
Mateo 5. 42 “Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se
lo rehúses”
Las
personas mediocres son aquellas que tan solo hacen lo que les toca, una persona
mediocre equivale a ser inútil. Lucas 17.10 “Así también vosotros, cuando
hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos,
pues lo que debíamos hacer, hicimos”
Que
debemos hacer como buenos padres o líderes.
1. Entrenemos.
Salmos 144. 1 “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para
la batalla, Y mis dedos para la guerra.” Para David la mejor forma que
tenía Jehová para protegerlo era entrenándolo.
Involucrémolos
en lo que hacemos. 2 Reyes 4. 4-5 “Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y
echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. 5 Y
se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le
traían las vasijas, y ella echaba del aceite.”
2. Acompañémoslos
en sus experiencias difíciles. Isaías 43. 2 “Cuando pases por las aguas, yo
estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego,
no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” Dios en ningún momento nos promete
evitarnos pasar por las aguas o por el fuego, el promete estar con nosotros
cuando pasemos por el agua o por el fuego.
A
nuestros hijos o a quienes lideramos no les podemos prometer evitarles el
sufrimiento, lo que podemos prometerles es que siempre contaran con nosotros.
El sufrimiento
afina el carácter, hace crecer y desarrollarse a una persona. Muchos padres
dicen: yo no quiero que mi hijo sufra lo que yo sufrí.
Nuestros
hijos no sufrirán lo que nosotros sufrimos, pero tampoco lograrán las cosas que
nosotros logramos.
El
facilismo o el estar en una constante zona de confort lo único que hace en
nosotros es debilitarnos y convertirnos en mediocres, el sufrimiento y el esforzarnos
por hacer las cosas difíciles es lo que marca diferencia en una persona de éxito.
Dios
les bendiga abundantemente.
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