TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“La insensatez del hombre pervierte su camino, y su corazón se irrita contra el Señor”. Proverbios 19. 3.
Todos
nosotros conocemos a alguien que ha destruido su vida por la insensatez
personal. Es sin duda muy obvio. En nuestros momentos de depresión, podemos
reconocer la verdad de este proverbio en nuestras vidas, pero quizás lo que no
entendemos es la profundidad de la insensatez.
Para
una mejor comprensión de lo que encierra la insensatez, necesitamos ir por un
momento a la forma en que fue expresada la insensatez en el hebreo.
Esta
palabra Insensatez en hebreo es: “iwwelet” de “Ewil”. Esta palabra no describe
simplemente la estupidez (aunque sinceramente el insensato es realmente
estúpido).
Esta
palabra está íntimamente con la perversión moral. Mi cociente intelectual no
tiene mucho que con insensatez. Dios se enfoca en mi Cociente moral.
Dios
me dice que declinar en mi Cociente moral me guía directamente a una vida
torcida y eso literalmente me lleva a la ruina.
Esta
clase de vida es difícil ser enderezada y no llega a larga ser buena para nada
más que para ser un montón de metales sin valor. Para que esos metales sean
otra vez útiles tendrán que ser estrujados, aplastados y reciclados para que
puedan ser enderezados.
Como
arruinamos nuestra vida es a la larga un
asunto de gusto personal. Pero, no siempre es obvio. No siempre tiene que ver
con sexo, drogas, dinero o poder.
Algunas
veces nuestra perversión moral esta en goces más escondidos. Otras veces es
solo de nuestro deseo egoísta de controlar o el placer que tenemos en una
imagen externa personal. Y algunas veces es solo nuestra preocupación por el
éxito o la incapacidad de dar sin obtener de vuelta o los temores secretos que
guardamos internamente bajo llave.
Hay
muchas clases de perversiones morales, suficiente para que cada uno de nosotros
tengamos un poco de ellos guardados en nuestro pequeño depósito privado.
Cuando
hacemos un inventario personal sin temores y da una mirada profunda a los
estantes de nuestro lado oscuro, podremos descubrir algunos “iwwelet”
(perversiones) detrás de la puerta del closet que muy confortablemente dejamos
encerrados.
Supongamos
que toda la conducta de nuestra vida fuera revelada en un documental en la
televisión. ¿Seríamos capaces de ver ese documental sin sentir vergüenza?
¿Estaríamos
dispuestos a sentarnos en el sofá de la sala con nuestros amigos y familia
mientras cada acto de nuestra vida es expuesto claramente?
Es
muy probable que necesitemos prestar más atención al cociente moral de nuestra
vida que a nuestro cociente Intelectual. Si no lo hacemos, adquiriremos
“asuntos de gusto” que nos guiaran directamente a una existencia torcida. Y
hoy, no es día de vivir en asuntos de gusto, más si en la
voluntad de Dios.
Dios les bendiga abundantemente.
Amén
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