TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros. En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.” Nehemías 4. 19 - 20.
La
herramienta más útil que tiene satanás es el desánimo. Cuando logra introducir
esta herramienta en el corazón del hombre, le queda el campo abierto para
plantar cualquier cosa que desee.
Fue
ante el desánimo cuando Nehemías mostró su verdadera dimensión de líder.
Nehemías inició la obra de reedificar los muros caídos de la ciudad de
Jerusalén. Desde el inicio mismo de la obra no dejó de estar presente la
oposición. Los enemigos de la obra conspiraron entre sí para caer por sorpresa
sobre Jerusalén y hacerle daño. A todo esto, Nehemías no detuvo la obra. Cuando
fue necesario, oró y puso una guardia armada.
Desistir
de continuar con la obra hubiera sido equivalente a conceder una gran victoria
al enemigo y esto estaba lejos de ser aceptado por Nehemías.
Recordemos
que la obra había avanzado hasta más o menos la mitad. A medio camino es donde
la situación se puso cuesta arriba. Los judíos fueron presa del desánimo. La
causa del desánimo fue la debilidad. Probablemente el continuo trabajo causó
cansancio, lo cual a su vez trajo como consecuencia la debilidad. El cansancio
es caldo de cultivo para el desánimo.
Como
creyentes que somos debemos buscar un equilibrio entre el trabajo y el descanso
y cuando haya síntomas de un debilitamiento, lo más recomendable es
desconectarse del trabajo y descansar. Otra causa para el desánimo fue la
pérdida de motivación adecuada. Los judíos dejaron de fijar su mirada en una
Jerusalén con sus muros reedificados y colocaron su mirada en los escombros.
Cada vez que nos fijamos en el problema, estamos en peligro de caer en el
desánimo. Llegamos a ser como Pedro cuando caminó sobre las aguas. Mientras
miraba a Jesús todo iba bien, pero tan pronto retiró su mirada de él y se fijó
en las olas del mar embravecido, empezó a hundirse. Otra causa para el desánimo
fueron las amenazas de los enemigos de la obra. Sí, por un tiempo fueron
capaces de vivir bajo la presión de la oposición, pero a la larga esta
oposición empezó a hacer su efecto negativo en la moral de los judíos.
Nehemías
tomó pasos para combatir el desánimo. Primero unió a las familias con un
propósito común, la defensa de la ciudad. (Nehemías 4.13). Para Nehemías fue la
defensa de la ciudad.
Segundo:
Hizo que se fijaran en el Señor de la Obra no tanto en la obra del Señor.
(Nehemías 4.14). Mirar a los escombros siempre desanima, pero mirar al Señor
grande y temible disipa el desánimo así como la luz disipa las tinieblas.
Tercero, introdujo cambios creativos. (Nehemías 4:15-18). Los cambios que
introdujo Nehemías fueron tan creativos que lograron el objetivo deseado: que
el desánimo desaparezca y todos vuelvan a trabajar.
Muchas
veces cuando nos encontramos desanimados, un cambio creativo puede devolvernos
el ánimo para trabajar.
Cuarto,
diseñó un plan de defensa. (Nehemías 4. 19 - 20). Y por último fijo la mirada
en los demás. (Nehemías 4. 21 – 23).
Una
de las terapias más efectivas para combatir el desánimo es enfocar la atención
en el servicio a los demás. Así se logra evitar el lamentarse por la situación
de uno mismo o la auto conmiseración.
¿Cómo
combatió Nehemías el desánimo? Buscó un propósito común, fijó su mirada en el
Señor, introdujo cambios creativos, diseñó un plan de defensa y buscó maneras
de servir a los demás. Que Dios nos ayude a luchar de esta manera contra el
desánimo.
Dios les bendiga abundantemente.
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