TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre”. Apocalipsis 3. 8.
¿Alguna
vez hemos pensado que ya se nos han cerrado todas las puertas? ¿Qué se puede
hacer cuando no hay más dinero para estudiar o concluir un proyecto? Tocas
muchas puertas, pero ninguna se abre.
Entonces
viene la desesperación y no sabemos que hacer. Miramos al cielo y parece que
Dios también nos ha cerrado la puerta de sus bendiciones.
En
algún momento de nuestra vida todos hemos pasado por esa experiencia, y muchos
hemos decidido enterrar sueños e ilusiones en esos momentos. No nos podemos dar el lujo de no soñar.
Debemos
recordar que Dios siempre tiene una puerta abierta. Es importante que
aprendamos a percibir la conducción de Dios en los acontecimientos de nuestra
vida diaria, aún en tiempos de puertas cerradas. Eso aumentará nuestra fe para
cumplir sin titubeos la voluntad de Dios.
Debemos
aprender a mirar con los ojos de la fe por sobre las circunstancias que vemos
con nuestros ojos naturales. No dejar que nos invadan los sentimientos de
frustración, negatividad y sobre toda la duda.
Lo
único que hacen en realidad todos esos sentimientos es no dejarnos ver la
puerta que Dios ya preparó de antemano para nosotros.
Cuando
las puertas humanas se cierran, Dios ya tiene abierta otra puerta,
ofreciéndonos nuevas oportunidades para nuestro desarrollo.
Dios
tiene preparado lo mejor para cada una de nuestras vidas por eso a veces
permite que algunas puertas se cierren para entonces abrir aquellas que Él solo
tiene la llave y que nadie puede cerrar para que pasemos por ellas en victoria.
Dios
les bendiga abundantemente.
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