UN MOMENTO CON DIOS
Un mensaje de esperanza
“—¡María! —dijo Jesús. Ella giró hacia él y exclamó: —¡Raboní! (que en hebreo significa “Maestro”). —No te aferres a mí —le dijo Jesús—, porque todavía no he subido al Padre; pero ve a buscar a mis hermanos y diles: “Voy a subir a mi Padre y al Padre de ustedes, a mi Dios y al Dios de ustedes”. María Magdalena encontró a los discípulos y les dijo: «¡He visto al Señor!». Y les dio el mensaje de Jesús”. (Juan 20. 16 – 18 )
Esta es una de las escenas más
conmovedoras del Evangelio. María Magdalena, afligida por la muerte de Jesús,
se encuentra frente a una tumba vacía. Sus lágrimas y confusión reflejan la
desesperación humana ante la pérdida y el sufrimiento. Sin embargo, en medio de
su tristeza, algo extraordinario sucede.
Jesús le dice:
"María." Es en ese momento, al escuchar su nombre pronunciado por
Jesús, que María lo reconoce. Este pasaje nos recuerda que, en nuestras propias
vidas, a menudo estamos tan atrapados en nuestro dolor y problemas que no
podemos ver lo que está justo frente a nosotros. La voz de Jesús nos llama por
nuestro nombre, reconociendo nuestra identidad y valor, y nos invita a ver más
allá de nuestro sufrimiento.
María responde:
"Raboní" (que significa "Maestro"). Esta respuesta refleja
una relación profunda e íntima con Jesús. No lo reconoce solo como un maestro,
sino como su maestro personal. En nuestras propias vidas, este pasaje nos anima
a buscar una conexión íntima con Jesús, a reconocer que somos conocidos y
amados profundamente por Él.
Nos invita a reflexionar sobre
la importancia de la fe en Jesucristo, de una relación profunda y genuina con
Cristo. Esto nos guía hacia una fe sólida y verdadera, capaz de otorgarnos vida
eterna y esperanza.
Luego, Jesús le da una misión
a María: "Ve a mis hermanos y diles: 'Subo a mi Padre y vuestro Padre, a
mi Dios y vuestro Dios.'" En este encargo, María se convierte en la
primera mensajera de la resurrección. Esto es un recordatorio poderoso de que
todos estamos llamados a compartir la esperanza y el amor que hemos encontrado.
No importa quiénes seamos o cuál sea nuestra situación, cada uno de nosotros
tiene un papel en la difusión del mensaje de esperanza.
Todos somos importantes para
trasmitir este maravilloso mensaje de vida y esperanza que el Señor Jesucristo
ganó en la cruz. Aleluya.
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario