UN
MOMENTO CON DIOS
Sembrar
para el Espíritu
“Si entre ustedes hay alguno sabio y entendido, que lo demuestre con su buena conducta, con la humildad que su sabiduría le da. Pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón, y hacen las cosas por rivalidad, entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad.” (Santiago 3. 13 – 14)
En
todas nuestras decisiones diarias, o bien “sembramos para la
carne”, o bien “sembramos para el Espíritu”: “porque el que siembra
para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el
Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 6. 8).
Con
nuestras acciones y pensamientos, plantamos semillas que afectan la clase de
persona en la que nos estamos convirtiendo, y también el nivel de impacto que
tendrá nuestra vida para DIOS.
La “carne” es
la parte de nosotros que quiere vivir y actuar independientemente del Señor.
Como humanos, todos tenemos que lidiar con esta tendencia; no la perdemos
cuando somos salvos. No obstante, el Espíritu Santo nos libera de la esclavitud
de la carne. Comienza a cambiarnos para que comencemos a vivir de acuerdo con
la verdad. Las decisiones que tomamos contribuyen al proceso de transformación,
y cuando están en armonía con el trabajo del Espíritu Santo, siembran semillas
buenas que resultan en nuevo crecimiento.
Cuando
sembramos para el Espíritu, sembramos la verdad de DIOS en nuestra mente y
corazón. Entonces comenzamos a experimentar la vida eterna, que viene de
conocer verdaderamente al Señor. “Y la vida eterna consiste en que te
conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.” (Juan
17.3).
El
fruto del Espíritu se forma de manera natural a partir de estas semillas, e
influye en cada aspecto de tu vida. Al alimentar nuestro espíritu con las cosas
de DIOS, nos volveremos más fuertes, más como Cristo, y nuestros pensamientos y
acciones se llenarán más del Señor.
¿Estamos
alimentando nuestro espíritu y la fuente de nuestra vida, o alimentando la
carne que quiere actuar independientemente de DIOS? Sembremos nuestras decisiones
semillas que edifican nuestra vida, permitiendo que corrientes de agua viva
fluyan de nosotros para alimentar a otros.
Dios
les bendiga abundantemente.
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