UN
MOMENTO CON DIOS
Intimidad
con Dios
“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí. Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Y cuando llegó la noche, vino él con los doce”. (Marcos 14. 12 – 17)Tener
Intimidad con Dios es una desafiante decisión cada día de nuestra vida. Es
entrar en una relación más profunda con Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo.
En el relato de los evangelios era la época de Pascua y era un tiempo muy
especial para Jesús porque sería la última cena que celebraría. Por este motivo
Jesús aprovecha para enseñarles a sus discípulos la importancia de tener mayor
intimidad con Dios.
Jesús deseaba estar en intimidad con sus discípulos. Él quería tener ese tiempo
personal y privado con ellos.
Hoy, también Jesús desea estar con nosotros, somos hijos del Padre. Él quiere
revelarse a nuestra vida, quiere bendecirnos y que le conozcamos mejor.
Jesús lavó los pies a sus discípulos, pues hay contaminación en el caminar
diario y solamente limpios y purificados de todo pecado podremos estar en
intimidad con él, sin nada que nos aleje, ni nos acuse.
Confesemos a Jesús nuestros pecados. Él no nos condena, sino que nos perdona y
nos ayuda a volver a empezar. Él se saca el manto, se humilla para limpiarnos y
para guiarnos a su presencia.
La pregunta es: ¿Estamos dispuesto a renunciar a todo lo que nos ensucia
interiormente y nos impide tener intimidad con Jesucristo?
Si deseamos estar en intimidad con Jesús buscaremos el momento y el tiempo para
hacerlo.
En
este pasaje Jesús les dice a los discípulos que tenían que seguir a un hombre
que llevaba un cántaro de agua. Ese hombre los guiaría a los discípulos hasta
el dueño de la casa en donde celebrarían la Pascua. Ese hombre representa al
Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien nos guía hasta la presencia de Dios.
Es el Espíritu Santo quien conoce a Dios y nos revela la Palabra. Es el
Espíritu Santo quien nos llena de paz y de amor para amar a Jesús.
Para tener intimidad con Dios necesitamos tener amistad con el Espíritu Santo.
Necesitamos ser amigos del Espíritu Santo.
Asimismo
nos presentan al dueño de la casa, el que tiene un aposento alto y privado. Ahí
es donde Jesús quiere estar a solas con sus discípulos en la última Pascua. Ese
hombre representa a Dios el Padre. En el relato Jesús emplea la palabra “Señor”
para mostrarnos que el Padre tiene el poder en su casa. Es la cabeza, tiene
dominio sobre todos. Él es la máxima autoridad. Todo lo que tenemos es de Él.
Él nos provee, Él nos bendice, Él nos guarda. Podemos conocer al Padre por
medio del Espíritu Santo. Podemos adorar a Jesús y amarlo por medio del
Espíritu Santo. Podemos tener una relación de intimidad con el Padre, el Hijo y
el Espíritu.
¿Queremos conocer al Padre? ¿Queremos amar a Jesús? ¿Queremos ser amigos del
Espíritu Santo? Es todo lo que necesitamos. Que éste sea nuestro año de
Intimidad con Dios.
Dios
les bendiga abundantemente.
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