UN
MOMENTO CON DIOS
La
bondad de Dios
“Trata con bondad a este siervo tuyo; así viviré y obedeceré tu palabra. Ábreme los ojos, para que contemple las maravillas de tu ley.” (Salmo 119. 17 – 18)
Cuando
estamos atravesando situaciones problemáticas, equivocadamente podemos pensar
que es DIOS quien nos está maltratando para satisfacer, quién sabe, Su ira por
nuestra desobediencia.
Comparamos
a nuestro Padre Celestial con nuestros padres terrenales y le atribuimos a ÉL
las fallas que nuestros padres mostraron cuando nos criaron. Olvidamos que el
amor de DIOS va más allá de todo lo que podamos entender y terminamos
confundidos y nuestra relación con ÉL se ve afectada, echándole la culpa de las
cosas que nos pasan.
De
cierta manera debemos reprogramar los conceptos que lamentablemente hemos
adquirido de manera errónea en lo que se refiere a la relación con nuestro
Padre Celestial.
Hay
una realidad básica acerca de DIOS, una verdad clave que tenemos que sostener
en lo más profundo de nuestro ser si queremos conocer y comprender a
DIOS. Es una verdad que sólo podemos conocer por medio de Su
Palabra. Es una verdad que transformará nuestra vida, si la entendemos y
comprendemos.
Es
la realidad, muy sencilla, de que DIOS ES BUENO, DIOS ES AMOR. Es
una verdad tan sencilla que hasta los niños lo cantan: DIOS bueno es, DIOS es
amor… Es una verdad tan profunda, sin embargo las grandes culturas de este
mundo no la han podido descubrir.
Guardemos
esta verdad en lo más profundo de nuestro ser, y nunca lo olvidemos: DIOS es
bueno, DIOS es amor. A pesar de las circunstancias, a pesar de la gente,
a pesar de todo: DIOS ES BUENO, DIOS ES AMOR.
Acerquémonos
a ÉL con humildad y arrepentimiento por no haber actuado correctamente o no
haberle obedecido en todo. Si le pedimos que nos ayude a entenderlo y
comprenderlo, ÉL se manifestará de una manera muy especial en nuestra vida de
tal forma que comenzaremos a conocerle, a comprenderle y a amarle mucho
más.
No
hay nada que DIOS haya hecho que sea digno de reclamo o de reproche. Por
más que busquemos, nunca hallaremos nada por lo cual censurar Sus
actuaciones.
Podemos
descansar en Su justicia y en Su amor. Para nosotros, Sus hijos, son Sus
bendiciones y Sus promesas. Puedes reposar en Su santidad y en Su
infinito poder.
Dios
les bendiga abundantemente.
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