UN
MOMENTO CON DIOS
Andar
en luz
La Biblia nos habla de vivir en la luz así como Dios está en la luz. Pues es vivir en bondad, en justicia en rectitud, es decir con sinceridad y autenticidad.
En
la creación lo primero que Dios hace es establecer luz y esa luz trae
separación. No podemos decir que somos hijos de luz si no ha habido un
desprendimiento visible de las tinieblas en nuestra vida, si no nos hemos
separado de nuestra antigua manera de vivir, de pensar, de sentir, de hablar,
no podemos decir que la luz ha venido a nuestra vida, si seguimos haciendo lo
que antes hacíamos, si andamos con quienes antes andábamos. La luz nos separa.
La
luz manifiesta todas las cosas. Quien camina en luz, camina en integridad,
camina en verdad, es transparente y demuestra esa transparencia ante todos los
que le rodean. Por el contrario quien camina en tinieblas oculta y engaña.
La
luz hace que las semillas que han sido puestas en nosotros den el fruto que
deben dar. Dios nos creó con la capacidad de dar fruto que glorifique su
nombre, sin embargo, no daremos ese fruto si hay tinieblas en nuestra vida. Las
tinieblas matan la semilla.
Pablo
instruyó en cuanto a no tener nada que ver con las obras infructuosas de la
oscuridad. Un hijo de Dios, simplemente no puede participar en las obras
inútiles de los que pertenecen al reino de la oscuridad, de la misma manera que
la luz y la oscuridad no pueden mezclarse en el mundo físico.
«No
seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas
ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del
Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable
al Señor» (Efesios 5. 7 – 10)
Pablo
continua diciendo: «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios
sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por
tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.»
(Efesios 5. 15 – 17)
Nuestra tarea es hacer resplandecer la luz de la Palabra de Dios, para que sea
lumbrera en el camino de las personas que nos rodean.
Para
poder andar en luz, lo primero que necesitamos es tener una profunda comunión
con Dios. Tener comunión con Dios significa tener un compromiso muy profundo,
con Él, con su Palabra y con el servicio de su reino.
“Si
decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no
practicamos la verdad” (1 Juan 1. 6)
Tener
comunión con Dios es algo que cambia nuestra vida. Nos da un nuevo ser. Nos
aleja de una vida de pecado. Es decir, tener comunión con Dios es andar en luz.
Es por esta razón que Juan dice que, si alguien afirma que tiene comunión con
Dios, pero vive en la oscuridad es un mentiroso.
Esto
no significa que al tener comunión con Dios vamos a ser perfectos y nunca vamos
a pecar. Ya que al ser seres humanos imperfectos siempre habrá momentos en los
que le fallemos nuevamente a Dios. Pero esto es muy diferente a vivir una vida
de pecado.
El
creyente debe vivir en esta tierra demostrando que pertenece a Cristo, que no
anda en tinieblas sino en la luz de Cristo.
Dios les bendiga abundantemente.
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