UN
MOMENTO CON DIOS
La
vida plena y abundante
“Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de DIOS”. (Hebreos 12. 1 - 2)
Las
carreras pedestres eran un entretenimiento popular hace dos mil años, como lo
son hoy. El escritor de Hebreos asemeja la vida cristiana a una carrera.
Muchos creen que ésta es más una lucha, pero si vivimos como lo dicta la
Biblia, veremos la vida como una larga carrera a la eternidad.
Para
tener éxito en nuestra carrera, debemos tener animadores, hermanos cristianos
que nos celebren cuando lo hacemos bien, y que oren por nosotros cuando
tambaleamos.
Nuestros
animadores son también las "tantas personas que han demostrado su
fe", mencionados en el pasaje de hoy. Éstos son los creyentes de los
tiempos de la Biblia, y los posteriores a ellos, hombres y mujeres que nos
han dejado un ejemplo inspirador a seguir.
Sabemos
por los relatos del Antiguo Testamento, que estas personas no fueron perfectas,
pues flaqueaban y caían, pero DIOS las utilizó de todos modos. Al leer sobre
sus carreras, podemos ser inspirados por la manera como lograron tener una vida
plena.
El
autor de Hebreos nos insta a "despojarnos de todo peso".
Los
cristianos, al igual que los corredores a campo traviesa, están interesados, no
en la velocidad sino en la resistencia. Si queremos aguantar toda la
carrera, tenemos que deshacernos de todos los estorbos.
Un
peso es algo sutil y puede tomar muchas formas. Puede ser un hábito, un
hobby o una actitud.
Los
seguidores de Jesús también nos encontramos en una carrera que DIOS ha
establecido para nosotros. Deseamos correr fielmente, pero luego se dan las
cosas de la vida: distracciones, decepciones, fracasos y sufrimientos. La vida
tiende a hacer que tomemos desvíos no planeados.
¿Cómo podemos correr esta carrera para alcanzar la meta que DIOS ha establecido
para nosotros? El apóstol Pablo captó parte de la respuesta en Filipenses
3:12-14 “No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin
embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me
alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya.
Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por
alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio
que DIOS ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo
Jesús.” Necesitamos ser honestos. Pablo admitió que podía mejorar en su
caminar cristiano.
Como seguidores de Jesús vivimos con la constante tensión de quiénes somos y
quiénes deseamos llegar ser en Jesús. Estamos en proceso, avanzando en
nuestra relación con ÉL. Somos personas imperfectas que sirven a un
Salvador perfecto, y ÉL nos da gracia para ser conformados a Su imagen.
Debido a que estar en proceso es una carga, debemos olvidar el pasado y
centrarnos en el futuro. Pablo no permitió que sus fracasos y éxitos
pasados evitaran su marcha hacia delante. Estaba convencido de que mirar atrás
es una manera segura de impedir el avance.
Así
como los fracasos pasados nos pueden causar temor, los éxitos pasados nos
pueden volver flojos. Podemos avanzar a pesar de nuestros fracasos porque
Jesús nos ha perdonado. Podemos avanzar a pesar de nuestros éxitos porque Jesús
tiene nuevas montañas para que las escalemos.
Para
avanzar en nuestra carrera, tenemos que examinar nuestra vida con honestidad
para ver si hay algo que está impidiendo nuestra intimidad con DIOS. Entonces,
podremos hacer la decisión de enfrentarlo.
Dios
les bendiga abundantemente.
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