UN
MOMENTO CON DIOS
La
clave para soportar las dificultades
“Pero José les contestó: —No tengan miedo. Yo no puedo ponerme en lugar de Dios. Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió ese mal en bien para hacer lo que hoy vemos: para salvar la vida de mucha gente.” (Génesis 50. 19 – 20)
DIOS
nos ha dado muchas promesas maravillosas en Su Palabra. Sin embargo, aunque
contamos con Su amor inalterable no nos ha prometido una vida libre de
dificultades.
A
pesar de eso el apóstol Pablo decía: “Estoy convencido de que nada podrá
separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los
poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más
alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá
separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro
Señor!” (Romanos 8. 38 - 39).
Además
nos promete darnos Su provisión: “Dios puede darles a ustedes con
abundancia toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo lo necesario
y además les sobre para ayudar en toda clase de buenas obras.” (2
Corintios 9. 8) y Su guía: “Al hombre le toca hacer
planes, y al Señor dirigir sus pasos.” (Proverbios 16. 9). No obstante,
si podemos contar con que Dios hará que todas las cosas, incluso las
adversidades, sean para nuestro bien: “Sabemos que Dios dispone todas las
cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo
con su propósito.” (Romanos 8. 28).
Mucho
antes de que el apóstol Pablo escribiera esta palabra de aliento a la iglesia
en Roma, José aprendió el mismo principio al experimentar su verdad. De todos
modos, su confirmación se produjo varios años después de que terminara su
injusto sufrimiento. En medio de sus dificultades, es poco probable que haya
entendido lo que DIOS estaba haciendo en su vida.
Lo
mismo es verdad para nosotros. Cuando nos alteramos ante situaciones duras en
la vida, es difícil dejar de mirar las circunstancias con confusión. Pero
debemos decidir creer lo que dice la Biblia acerca del carácter, la obra y la
voluntad de DIOS. Esa decisión quita nuestra atención de la tormenta, y la
dirige hacia Aquel responsable de guiarnos de manera segura.
En
Su presencia, los temores disminuyen y las dudas se disuelven; la paz y la
sensación de unidad con el Señor tomarán su lugar.
Nuestra
responsabilidad es mantener nuestros ojos en DIOS, y confiar en la fortaleza,
la sabiduría y la valentía que nos da el Espíritu Santo.
Acudir
al Señor no siempre pondrá fin a las dificultades, pero nos ayudará a entender
que estamos donde ÉL quiere que estemos. DIOS tiene una razón para esos
momentos duros, y cualquiera que sea la situación, el lugar más seguro del
mundo es el centro de Su voluntad.
Dios
les bendiga abundantemente.
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