UN
MOMENTO CON DIOS
Dios
protege a todos los que le buscan
“...DIOS protege a todos los que le buscan…” (Esdras 8. 22b)
En
los años famosos de la búsqueda del oro, miles de personas dejaron todo lo que
tenían para ir en busca de una fortuna. Algunos lograron su cometido,
pero muchos otros perdieron su vida en el intento. Todos coincidían en
algo y afirmaban: -¡Vale la pena el esfuerzo y la búsqueda!
En
la vida espiritual sucede algo similar: La búsqueda de DIOS, el Tesoro más
preciado, nos hace decidir dejar todo lo que tengamos para quedarnos con lo
mejor, que es el Señor.
Lamentablemente
nuestro cristianismo actual tiene muchos cristianos buscadores solamente de
bendiciones, cuando en realidad la clave para ser bendecido por DIOS es
buscarle conocerle y comprenderle a ÉL primero.
El
pasaje de hoy dice que la mano o el favor de DIOS son para bien únicamente
sobre todos los que le buscan a ÉL. Muchos buscan a DIOS por interés de
obtener Sus bendiciones., pero la clave está en buscar a DIOS por Quién es ÉL.
La
pregunta que nos debemos hacer es: ¿Nos interesa la comunión íntima con el
Señor o sólo anhelamos sus bendiciones? ¿Nos conformamos con estar
solamente en los atrios de nuestro Rey para recibir algunas migajas, o buscamos
ardientemente entrar en Su cámara secreta para verle más cerca, amarle y estar
con ÉL?
David
comenzaba su día con DIOS. En el Salmo 63, dice que buscaba al Señor de
madrugada (que significa encarecidamente, insistente-mente).
“¡Dios, Dios mío eres tú! ¡De madrugada te
buscaré!
Mi
alma tiene sed de ti, mi carne te anhela en tierra seca y árida
donde
no hay aguas, 2 para ver tu poder y tu gloria,
así
como te he mirado en el santuario.” (Salmo 63. 1 – 2)
Se
despertaba con hambre de su Creador, y después de llenar su anhelante alma con
la plenitud de DIOS, exclamaba alabanzas y acciones de gracias al Señor.
Incluso, cuando llegaba la noche, mientras estaba en su cama, seguía pensando
en su Padre Celestial.
Imaginemos
lo que es tener un día así, lleno de gozo y de gratitud a DIOS, desde temprano
hasta tarde por la noche. Esto es posible cuando apartamos el comienzo del día
para pasarlo con el Señor, escuchando cómo nos habla a través de Su Palabra, a
la vez que nosotros le abrimos nuestro corazón en oración.
Nuestra
bendición será aún mayor si nos mantenemos conscientes del Señor a lo largo del
día, y al llegar la noche, contemplando lo que ÉL es, y la manera cómo
actúa. Buscar al Señor no sólo llena nuestra alma vacía, también
acrecienta nuestra hambre de ÉL cada vez más.
La
clave es buscarlo y encontrarme con el Señor, conocerle y comprenderle, pues en
ÉL residen todas las bendiciones.
DIOS
quiera que podamos decir: conozco, comprendo y busco al Señor por quién es Él y
no solo por lo que Él me puede dar.
Dios
les bendiga abundantemente.
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