TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Jesús
les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el
que en mí cree, no tendrá sed jamás”. Juan 6.35.
La
Palabra de Dios, sabía y justa, nos brinda poderosas promesas de cómo
fortalecernos en el Señor, perseverar en nuestra fe y a través de dichas
promesas encontrar la salida para toda la frustración y desmotivación que una
crítica puede traernos, para así también convertir esos sentimientos en nuevas
formas para crecer como personas.
La
frustración y la desmotivación, son señales de un corazón hambriento. Ellos
muestran que buscamos, algo más allá de Cristo para satisfacer las necesidades
de nuestro espíritu.
El
Señor promete, que ante un corazón hambriento, volviendo a Él, encontraremos
ese corazón saciado y satisfecho.
Él
es totalmente suficiente para saciarnos y llenar nuestro corazón para que no
tenga sed jamás.
Dios
les bendiga abundantemente.
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