TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Hoy
pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto
ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la
vida, para que tú y tu descendencia viva”. (Deuteronomio
30.19)
La Biblia
nos dice que por miles de años ha estado en vigencia una maldición. El enemigo
es el causante de ella, no el Señor. Dios nos advierte de ella en Deuteronomio
30.19. Después de describir en detalle las bendiciones que recibirán los que
siguen al Señor y las graves consecuencias que sufrirán los que se aparten de
Él, nos dice: “… he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la
maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan”.
Analicémoslo
de la siguiente manera. Existe un lugar que se llama maldición. Dios nos
advierte acerca de ese lugar y nos insta a evitar el camino que nos lleva en
esa dirección. Ahora, Él nos ha dado libre albedrío para que escojamos el
camino que queramos seguir. Si elegimos el camino que lleva a la maldición, y
no nos desviamos, allí llegaremos. ¿Será porque Dios nos envió? ¡No! Él nos
advirtió de antemano que no fuéramos ahí.
Si
hoy nos encontramos en el camino equivocado y vemos la destrucción acercándose,
solamente arrepintámonos y tomemos el camino correcto. Encomendemos nuestro
camino a Jesús para que Él nos libere de cualquier cosa que nos tenga cautivo.
Recordemos
que sin importar lo que hayamos hecho, Dios no quiere castigarnos,
sino perdonarnos. Él quiere salvarnos y levantarnos. ¡Confiemos en Él para
que nos ponga en el camino de la vida hoy!
Dios
les bendiga abundantemente.
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