TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Porque
yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos
de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías
29.11)
El
alfarero moldea con amor su barro. No se precipita. Quiere que sea perfecto.
Incluso antes de que esté hecho sabe cómo será. Tiene un plan para su creación:
será distinto a todas sus otras obras.
¿Qué
hace el barro mientras el alfarero lo diseña? ¿Lo cuestiona? ¿Se queja de lo
que se está haciendo? No. El barro se rinde totalmente al alfarero sabiendo que
éste tiene un propósito perfecto en mente (Romanos 9.21). El Señor
declara: “Porque yo sé los planes que tengo acerca de vosotros
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.
La
vida no es lineal, es un camino lleno de altos y bajos que junto a Dios puede
ser recorrido en regocijo y paz. A pesar de haber sido marcado alguna vez por
retos, pruebas, angustias, insatisfacciones, recuerda que El Señor nos brinda
cada día una nueva oportunidad para escribir una historia totalmente diferente
a la anterior y para mostrar que somos capaces de hacer realidad esa vocación
de excelencia que sólo Él puede sembrar en nuestros corazones.
El
propósito de Dios en nuestras vidas, justo como el alfarero que visualiza en el
trabajo del barro su maravillosa obra, es de perfección, de bien, sustentado
por su bondad, cuidado y amor para nosotros.
Por
ello no nos propongamos menos que aquello para lo que El Señor nos ha preparado
a través de los hermosos dones que ha puesto en cada uno de nosotros.
Empecemos
a pensar como hijos de Dios, en abundancia, en crecimiento, en maduración.
Pensemos en más, sabiendo que El Señor está con nosotros.
Dios
les bendiga abundantemente.
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