TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Porque
Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros
enemigos, para salvaros” (Deuteronomio 20.4)
El
pueblo de Israel debía entender que al entrar en la tierra prometida iba a
tener que enfrentarse a constantes guerras, unas para conquistar lo que querían
y otras para conservar lo que habían conquistado. En ese contexto, la promesa
de Dios fue una: Iré contigo, pelearé en tus batallas.
Si
dependemos en Dios el día de hoy podemos estar seguros que la victoria será
nuestra. Pelearemos nosotros no con nuestras propias fuerzas, sino con la ayuda
y socorro de Dios.
El
Señor desea ver que se levanten hombres y mujeres con una determinación de
pelar la buena batalla confiando que al fin del día tendremos victoria.
El
Salmo 144.1–2, nos recuerda que aunque la victoria la da el Señor, nosotros
debemos adiestrarnos para la batalla, “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien
adiestra mis manos para la batalla, Y mis dedos para la guerra.”
Hoy
aferrémonos más que nunca nuestra confianza en Dios como fuente de victoria.
¡Logremos celebrar la victoria junto a nuestro Padre que nos ama. Con Él somos
más que vencedores!
Dios
les bendiga abundantemente.
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