UN MOMENTO CON DIOS
Los deseos de nuestro corazón
“Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta. Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras”. (Salmos 73. 27 - 28)
Como creyentes, comprendemos
que Dios nos ama y desea bendecirnos con cosas buenas. Sin embargo, es esencial
reconocer que Sus planes no siempre se ajustan a nuestros deseos inmediatos.
Para comprender mejor nuestra relación con Cristo, es prudente examinar los
deseos que ocupan nuestra mente y nuestro corazón.
Reflexionar sobre los deseos:
Dediquemos un momento a
reflexionar sobre nuestras aspiraciones. ¿Hay anhelos específicos que nos
consumen? Al examinar estos deseos, podemos obtener una comprensión más
profunda de nuestra condición espiritual.
El deseo de control:
Si nos encontramos
persiguiendo constantemente el poder, la autoridad y el control, es crucial
evaluar si hemos perdido de vista la importancia de la humildad y la rectitud
ante Dios. Aunque es natural tener ambiciones, es esencial asegurarse de que
nuestra búsqueda de influencia no eclipse nuestro compromiso con los valores
piadosos.
Sueños de riqueza y fama:
¿Anhelamos a menudo la
riqueza, la fama o la acumulación de posesiones materiales? Es esencial
reconocer que estos deseos pueden provenir de una sensación de vacío o de un
anhelo de algo más profundo. Debemos recordar que la verdadera plenitud sólo
puede encontrarse en una relación con Dios, el único que puede satisfacer las
necesidades más íntimas de nuestro corazón.
Dios les bendiga
abundantemente.
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