UN MOMENTO CON DIOS
El amor de Dios por cada uno
de nosotros
“Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquella, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños”. (Mateo 18. 13 – 14)
En Mateo 18.10 -14, Jesús
presenta a Sus discípulos un escenario que invita a la reflexión. Les pide que
piensen en un pastor que tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde. Jesús les
pregunta si el pastor no dejaría a las noventa y nueve en el monte para buscar
a la que se ha perdido. Esta parábola ilustra una profunda verdad sobre el
valor de cada individuo a los ojos de Dios.
La historia nos invita a
reflexionar sobre nuestros propios valores y prioridades. En un sentido
práctico, perder una oveja de cada cien podría parecer insignificante, una
pequeña mella en el cómputo global que podría asimilarse fácilmente como una
pérdida. Sin embargo, Jesús utiliza esta parábola para transmitir una
perspectiva diferente, una en la que cada “pequeña” es inmensamente valiosa.
Esta enseñanza de Jesús
subraya el contraste entre la valoración divina y la humana. En opinión de
Dios, cada “pequeño” es insustituible y digno de gran cuidado y atención. Ningún
individuo se da por perdido ni se considera prescindible. Este mensaje es
tranquilizador, pues nos asegura el cuidado atento de Dios por cada uno de
nosotros, semejante a la preocupación de un pastor por cada oveja.
Además, este pasaje nos
desafía a emular este enfoque compasivo e inclusivo en nuestras propias vidas.
Es una llamada a extender la gracia y el cuidado a los que podrían ser pasados
por alto o infravalorados por las normas sociales. La gracia de Dios nos
capacita para emprender esta tarea, permitiéndonos mostrar compasión y cuidado
de un modo que refleja el corazón de Dios.
Dios les bendiga
abundantemente.
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