UN
MOMENTO CON DIOS
Consuelo
a los demás
“Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.” (Juan 14. 16)
Todos
tenemos días en los que nada parece salir bien. En ocasiones pasan semanas y
hasta meses y nada de lo que planeamos resulta de la manera que esperábamos. Y
no importa cuán fuertes seamos, todos experimentamos momentos de frustración y
desaliento, y a veces nos envuelve un cierto sentimiento de derrota. Es
entonces cuando nos damos cuenta de lo débiles que somos. Sin embargo, cuando
llegamos a este punto, es que descubrimos el increíble poder de DIOS y el apoyo
y el consuelo que ÉL nos ofrece.
DIOS
nunca dice: “Date por vencido. De todas formas vas a ser derrotado.” Todo
lo contrario, su Palabra nos recuerda que “somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó.” (Romanos 8. 37).
A
través de toda la Biblia, Dios nos habla de Su infinita gracia y misericordia,
y de Su amor que “excede a todo conocimiento” (Efesios 3.19).
Todo
esto está disponible para nosotros. El Señor quiere que sepamos que, no importa
cuán difícil sea la situación en la que estemos, Su gracia está siempre
presente y es más que suficiente para que sintamos Su consuelo, Su paz, Su gozo
y Su poder perfeccionándose en nuestra debilidad.
En
Juan 14. 16, Jesús prometió a sus discípulos: “Yo rogaré al Padre, y os dará
otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.” Y el Espíritu Santo
vino y está con nosotros para siempre, pero su función no es solamente
consolarnos a nosotros, sino también capacitarnos para que seamos instrumentos
para consolar a aquellos que están sufriendo las mismas aflicciones que
nosotros hemos sufrido.
Cuando
las cosas están bien, es fácil ser amigo. Sin embargo, en medio de las pruebas
y las dificultades sólo aquellos que han sido tocados por la gracia, el amor y
el consuelo del Señor serán capaces de permanecer cerca, y ser instrumento de
consolación para los que sufren.
Asegurémonos
que nuestra aflicción y nuestro dolor no hayan sido en vano. Dios siempre tiene
un propósito al permitirlos en nuestra vida.
Si
somos atribulados, dice la lectura bíblica de hoy, es para la consolación y la
salvación de otros. Esto forma parte del plan de Dios en nuestra vida. ÉL
quiere fortalecer nuestro espíritu por medio de la prueba, y a la vez capacitarnos
para que consolemos a los que sufren cerca de nosotros, y que seamos
instrumentos para la salvación de los incrédulos.
En
momentos muy difíciles de nuestra vida recordemos, el apóstol Pablo clamó a
DIOS para que lo librara de su aflicción (2 Corintios 12. 8), y el Señor
le dijo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la
debilidad.” Pablo entendió perfectamente el mensaje de Dios, y pudo
declarar con total seguridad: “Así que prefiero gloriarme de ser débil,
para que repose sobre mí el poder de Cristo. Y me alegro también de las
debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las
dificultades que sufro por Cristo, porque cuando más débil me siento es cuando
más fuerte soy.”(2 Corintios 12. 9 - 10). ¿Podemos nosotros declararlo de
esta manera?
Dios
les bendiga abundantemente.
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