UN
MOMENTO CON DIOS
No
está todo perdido
"Cuánto te amo, Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi DIOS, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!" (Salmo 18. 1 – 2)
Perder
la esperanza es algo que puede ocurrir muy fácilmente, especialmente cuando más
nos hace falta, es decir, cuando estamos sumergidos hasta el cuello en graves
problemas o cuando hemos descendido tan bajo que llegamos a tocar
fondo. En esos momentos, al analizar nuestra situación, nuestra mente nos
indica que no hay posible solución y que todo está perdido.
Cuando los problemas nos agobian sin descanso
y los conflictos surgen de todas las direcciones es muy poco el tiempo con que
contamos para enfocarnos en cómo podemos escapar de la situación. El pánico nos
inunda y el prospecto de que nuestra vida cesará se hace muy patente. Aún para
un observador externo, que no está directamente siendo objeto de las
dificultades, la situación lucirá como algo ineludible y el fracaso se verá
como algo inevitable.
Tomemos
un par de casos de la Palabra de DIOS. Uno es el caso de José, el hijo de
Jacob. Después de ser vendido por sus propios hermanos a la esclavitud, terminó
dando con sus huesos en prisión. Todo iba de mal en peor, de libre a esclavo,
de esclavo a preso y si las cosas continuaban así, pronto pasaría de preso a
muerto. No obstante, a su debido tiempo Dios lo sacó de la terrible situación
en la que José se encontraba y lo elevó nada menos que al segundo puesto de
poder y autoridad que había en el reino de Faraón. Si eso no es un impactante y
exitoso retorno, no sé qué lo pueda ser.
Al
autor del pasaje de hoy, el rey David, también le ocurrió algo parecido. De
fugitivo en constante huida llegó a ser un poderoso y exitoso rey que conquistó
extensos territorios y amasó grandes bienes.
Para
Dios no hay nada imposible. No importa cuán grande sea el problema en que nos
hayamos envuelto, Dios siempre podrá bendecirnos con una impactante reparación.
En
este mundo postmoderno, en el cual las incertidumbres y las dudas hacen
estragos en la confianza de la gente no hay nada más refrescante que poder
afianzarnos en algo sólido e inconmovible como la Palabra de DIOS. En ella podremos
encontrar la solidez y el terreno firme que tanto ansiamos para reafirmar nuestra
seguridad.
Apartemos
un tiempo de nuestra agitada agenda para acercarte al remanso de paz y fuente
de nuevas fuerzas que es la perfecta y digna de toda confianza Palabra de
DIOS. Depositemos toda nuestra confianza en el Señor y con valor y sin
desmayar continuemos adelante que la victoria está muy cercana y la recompensa
no se hará esperar.
Dios
les bendiga abundantemente.
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