UN
MOMENTO CON DIOS
Tomar
una decisión
“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal.” (Proverbios 3. 5 – 7)
A
medida que transcurren los años de nuestras vidas, vamos pasando por
situaciones de las cuales aprendemos algo. Poco a poco vamos acumulando
conocimiento producto de esas experiencias, ya sea por errores que cometimos y
trajeron malas consecuencias, o por decisiones que tomamos que resultaron en
algo positivo. Esto es precisamente lo que llamamos “experiencia”.
No
ha sido fácil adquirir esta experiencia, nos ha costado sufrimientos,
ansiedades, dolores por los errores cometidos. Este proceso ha dejado
cicatrices en nosotros. Y como resultado hemos logrado acumular un caudal de
conocimiento del cual generalmente dependemos al momento de tomar una decisión.
Es prácticamente imposible dejar de depender de él.
Sin
embargo, esto es precisamente lo que nos exhorta a hacer el rey Salomón en el
pasaje de hoy: “No te apoyes en tu propia prudencia.” Según el
diccionario de la Real Academia Española, “prudencia” significa sabiduría,
conocimiento, buen juicio. Es decir, no te guíes por lo que tú entiendes qué
debes hacer; en vez de ello, “Confía en el Señor de todo corazón.”
No
solamente es difícil dejar de guiarnos por nuestra “sabiduría”, sino es aún más
difícil confiar totalmente en DIOS y dejar en Sus manos el control de la
situación que tenemos enfrente y la autoridad para decidir lo que debemos hacer
y qué camino debemos tomar. Sin embargo, esto es lo mejor que podríamos hacer.
Dios,
que es Omnisciente, que ve todas las cosas que aún no han sucedido, que conoce
el futuro ha planeado prosperarnos y darnos una vida mejor. Si se lo permitimos,
ÉL se asegurará de que escojamos el camino correcto. Pero si dependemos de nuestros
propios cálculos para analizar y tomar una decisión importante en nuestra vida,
no hay absolutamente ninguna garantía que nuestras acciones estén de acuerdo a
los planes de DIOS, y por lo tanto no hay ninguna seguridad de que los
resultados serán buenos. Aunque seamos capaces de hacer una elección
inteligente, nuestra incapacidad para ver lo que está por delante limita nuestra
capacidad de decisión.
Debemos
empezar por hacer al Señor partícipe de nuestras inquietudes, dudas, decisiones
a tomar, etc. Aunque muchas veces no estemos seguros de lo que Dios quiere que
hagamos, el solo hecho de mostrar confianza en Su dirección y en Su poder, y el
deseo de agradarle a ÉL, es suficiente para que tome el control y no nos
permita hacer algo que no está dentro de su voluntad.
Cuando
buscamos Su ayuda, de alguna manera Dios mueve las circunstancias, cierra o
abre puertas y nos “empuja” por el camino que debemos tomar. Esto dice el
pasaje de hoy: “Reconócelo en todos tus caminos, y El allanará tus
sendas.” Esta es la clave. Nosotros hacemos nuestra parte y ÉL hace el
resto y nos da la victoria.
Dios
proveyó al ser humano con la capacidad para tomar decisiones, y también le
ofreció su ayuda para hacer una buena elección. Dediquemos tiempo a orar antes
de tomar cualquier decisión. Clamemos al Señor por Su ayuda, y entonces escuchemos
atentamente, y esperemos pacientemente hasta que tengamos la absoluta seguridad
de que DIOS nos ha hablado. Entonces recién actuemos.
Dios
les bendiga abundantemente.
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