UN
MOMENTO CON DIOS
Pasemos
de la angustia a la victoria
Es difícil tener esperanza cuando se está pasando por momentos de dificultad,
pero el Salmo 4 nos ayuda a encontrar fuerzas en Dios. Con este Salmo de David
podemos aprender a lidiar con la angustia, la injusticia y la ira poniendo
nuestra confianza en Dios. Clamemos al Señor, pongamos todo en sus manos,
confiemos en Él y veremos cómo se restaurará nuestra esperanza.
“Responde
a mi clamor, Dios mío y defensor mío. Dame alivio cuando esté angustiado,
apiádate de mí y escucha mi oración”. (Salmo 4. 1)
Cuando
nos enfrentemos a una situación difícil, el primer paso hacia la victoria es
clamar a Dios. Él no nos rechazará en la hora de la dificultad. Si amamos a
Jesús podemos tener la certeza de que Dios escucha nuestras oraciones y
cuida de nosotros.
“Sepan
que el Señor honra al que le es fiel; el Señor me escucha cuando lo llamo”.
(Salmo 4. 3)
David
se recordó a sí mismo y también le recordó a los demás que Dios honra al que es
fiel y escucha el clamor de sus hijos. Por lo tanto, recordemos las promesas
que hemos leído en la Palabra del Señor y no dejemos de confiar en nuestro
Padre. Mantengámonos fieles y firmes en la fe. El Señor nos escucha y
obrará en el momento adecuado. ¡No lo dudemos jamás!
“Si
se enojan, no pequen; en la quietud del descanso nocturno examínense el
corazón. Selah” (Salmo 4. 4)
A
veces, las dificultades son causadas por personas que no temen a Dios y que
hacen cosas erróneas. Cuando vemos que alguien comete una injusticia es natural
que nos airemos un poco. Sin embargo, la Biblia avisa: no cedas al pecado
mientras estás airado. Eso solo va a empeorar la situación.
Dios
es la solución para la injusticia. Él oye a los que le siguen de corazón y
rechazan el pecado. Dios restaura la justicia. Por eso, no necesitamos tener
miedo. La injusticia no durará para siempre. Recibiremos nuestra recompensa si
nos mantenemos fiel a la justicia. Cuando entendemos esa verdad, sentimos
alivio y descanso aun en medio de las dificultades.
“Tú
has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los
que disfrutan de trigo y vino en abundancia”. (Salmo 4. 7)
Muchas
personas buscan la felicidad en otras cosas como los bienes materiales, el
éxito profesional o la comida, pero la Biblia dice que Dios es quien da la
alegría verdadera. Él da una alegría que no se puede comprar y la seguridad que
tenemos en él llena nuestra vida de paz.
“En
paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado”.
(Salmo 4. 8)
Clamemos
a Dios en medio de la angustia y recordemos que Él tiene el control y hará
justicia. La confianza en Dios transformará la dificultad en motivo de
esperanza y volveremos a encontrar la alegría de Dios. ¡Mantengámonos firmes en
Dios y Él nos dará paz y descanso! Dormiremos confiados sabiendo que el Señor
nos cubre con su amor y que obrará. En Él obtendremos la victoria y nos
sentiremos seguros por siempre.
Dios
les bendiga abundantemente.
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