CADA
DÍA CON DIOS
Imposición
vs. Complacencia.
Todos de alguna manera queremos retener para nosotros lo que hemos conseguido sea las cosas materiales o en especial a las personas que están con nosotros por amistad o por relación amorosa.
El
problema no es que queramos retenerlos el problema está en la forma como los
queremos retener.
En
asuntos de pareja muchas veces sentimos que nuestra relación ya no es como
antes, con nuestras amistades muchas veces sentimos que ya no están tan cerca
de nosotros como en un principio y de alguna manera queremos retener esa
amistad o esa relación.
Este
era el caso de Roboam el hijo de Salomón y Jeroboam quien ahora estaba
gobernando una parte del país. Los dos querían retener al pueblo.
Los
seres humanos actuamos al estilo del péndulo de un reloj, estamos de un extremo
al otro, es decir por lo general somos extremistas. Somos imponentes o somos
complacientes.
Imposición.
Roboam quería retener al pueblo a la fuerza con imposición. 1 Reyes 12.
11 “Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a
vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con
escorpiones” el maltrato hace que tarde o temprano perdamos lo que tanto queremos
retener. 1 Reyes 12. 16, 19 “Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había
oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con
David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee
ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas. Así se
apartó Israel de la casa de David hasta hoy.” Para perder a alguien no es
necesario que se vaya de la casa o de nuestro lado, muchos viviendo bajo un
mismo techo y durmiendo en una misma cama ya hace ratos se han perdido del uno
al otro.
Complaciente.
Jeroboam quería retener al pueblo a través de ser complaciente con ellos. 1
Reyes 12. 28 - 29 “Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro,
y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh
Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. Y puso uno en
Bet-el, y el otro en Dan.” El querer retener a alguien queriéndolo complacerlo
en todo los convierte en sus esclavos y quedan expuestos a cometer errores que
los llevan al fracaso. 1 Reyes 12. 33 “Sacrificó, pues, sobre el altar que él
había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había
inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al
altar para quemar incienso.”
Hay
un factor determinante que nos lleva a tomar cualquiera de esas posiciones. Y
ese factor es el miedo. El miedo a perder lo que tenemos nos hace ir a
cualquiera de los dos extremos. 1 Reyes 12. 26 - 27 “Y dijo Jeroboam en su
corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David, si este pueblo
subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el
corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a
mí, y se volverán a Roboam rey de Judá”
Como
retener a una persona o lo que hemos conseguido.
1.
Sirviendo. 1 Reyes 12. 7 a “Y ellos le
hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres,” Las
personas útiles y que piensan en los demás por lo general son más fáciles de
querer y de amar.
2.
Hablando bien. 1 Reyes 12. 7 b “y respondiéndoles buenas palabras les hablares,
ellos te servirán para siempre” De nuestra forma de hablar depende que los
demás quieran estar con nosotros o que nos rechacen. Colosenses 4. 6 “Sea
vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo
debéis responder a cada uno.”
Escogiendo
palabras adecuadas. Nuestra forma de hablar revela lo que somos Efesios 5. 19
“hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;”
3.
Exteriorizando nuestros buenos sentimientos. A los seres humanos nos es difícil
decir un te quiero, te necesito. Etc. Pero nos es muy fácil insultar o
maltratar con nuestras palabras.
La
mejor forma de hablar bien o de cambiar nuestra forma de hablar es si cambiamos
lo que hay en nuestro corazón. Lucas 6. 45 “El hombre bueno, del buen tesoro de
su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca
lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Desarma tu
Corazón.
4.
Manteniendo una buena actitud. La actitud de nosotros los seres humanos está
determinada por nuestra forma de pensar. Antes de hablar con alguien muchas
veces ya estamos predispuestos a la confrontación.
Pensando
cosas agradables acerca de los demás. Filipenses 4. 8 “Por lo demás, hermanos,
todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad.”
Lo
que hay en nuestro corazón y en nuestra mente es lo que reflejamos en nuestro
rostro lo cual determina nuestra actitud frente a los demás. Proverbios 15. 13
“El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el
espíritu se abate.”
Nuestra
actitud está compuesta por nuestros actos y nuestra forma de hablar, de nada
sirve un lindo detalle sui nuestra forma de hablar al entregarlo o siempre es
desagradable.
Si
sentimos que nuestra relación de pareja cada día se enfría, más que buscar
culpables analicemos nuestra forma de ser y tratemos de cambiar nuestra
actitud.
Para
retener o conservar a una persona no necesitamos encarcelarla en los barrotes
de nuestros celos o esclavizarlos bajo nuestra supervisión constante. La mejor
forma de retener a alguien es con una buena actitud llena de mucho amor.
Dios
les bendiga abundantemente.
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