CADA
DÍA CON DIOS
Consagrando
nuestra casa a Dios.
Consagrar
es reservar, apartar o entregar algo o alguien a Dios.
Cuando nosotros le entregamos a Dios nuestra casa le estamos diciendo que él es el dueño que puede disponer de la casa como él quiera.
Dios
puede ser un invitado a nuestra casa o puede vivir en ella. La diferencia es
que si Él es tan solo un invitado a que haga milagros, Él no puede tomar
decisiones de hacer mejoras.
No
podemos derrumbar una pared para hacer algunos arreglos si la casa no es nuestra.
Lo mismo sucede con Jesucristo si él es tan solo un invitado a nuestra vida o a
nuestra casa, Él no puede hacer arreglos o ajustes. Si queremos que Jesucristo
transforme la vida en nuestra casa es necesario que Él viva en ella que sea el
dueño absoluto.
Como
consagrar nuestra casa o nuestra vida a Dios.
1.
Anhelando hacerlo. 1 Reyes 8. 17 “Y David mi padre tuvo en su corazón edificar
casa al nombre de Jehová Dios de Israel.”
2.
Expresándoselo a Dios el deseo de que el habite en nuestra casa. 1 Reyes 8. 13
“Yo he edificado casa por morada para ti, sitio en que tú habites para
siempre.”
3.
Pidiéndole en oración. 1 Reyes 9. 3 a “Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración
y tu ruego que has hecho en mi presencia.”
4.
Expresando qué queremos que suceda en esa casa. 1 Reyes 8. 28 - 32 “Con todo,
tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío,
oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti; que
estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del
cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo
haga en este lugar. Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel;
cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los
cielos; escucha y perdona. Si alguno pecare contra su prójimo, y le tomaren
juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta
casa; tú oirás desde el cielo y actuarás, y juzgarás a tus siervos, condenando
al impío y haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo
para darle conforme a su justicia.” Declaremos que en esa casa consagrada a
Dios sucederán milagros, habrá perdón de pecados. Etc.
Resultados
de consagrar nuestra casa a Dios.
1.
Dios pone su nombre para siempre. 1 Reyes 9. 3 b “yo he santificado esta casa
que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre;”
2.
Los ojos de Dios estará con nosotros. 1 Reyes 9. 3 c “y en ella estarán mis
ojos” Que esté con nosotros sus ojos significa protección, pero también juzgar
y castigar si se hace algo incorrecto. No podemos pretender que Dios este con
nosotros solo para ayudarnos él está con nosotros también cuando cometemos
cosas desagradables.
3.
Su corazón estará en nuestra casa. 1 Reyes 9. 3 d “y mi corazón todos los
días.” Que estén en nuestra casa los ojos y el corazón de Dios significa que su
presencia siempre estará con nosotros.
Lo
único que nosotros tenemos que hacer es andar siempre bajo sus mandamientos y
estatutos. 1 Reyes 9. 4 “Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu
padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo
te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos,”
Seguir
las ordenanzas de Dios en nuestra carne es imposible el único que puede hacernos
cumplir es el Espíritu Santo. Ezequiel 36. 27 “Y pondré dentro de vosotros mi
Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los
pongáis por obra.”
4.
Asumir un compromiso delante de Dios, solo las personas que asumen compromisos
llegan a ser personas que triunfan. Los compromisos generan consecuencia
negativas si no los cumplimos. 1 Reyes 9. 6 - 7 “Mas si obstinadamente os
apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y
mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y
sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; yo cortaré a Israel de sobre la
faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi
nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a
todos los pueblos;”
Dios
no quiere personas tibias entreguémonos de lleno a Jesucristo. Dejemos que Él
se encargue de nuestra vida Él sabe perfectamente lo que necesitamos. Recordemos
Él siempre estará con nosotros para ayudarnos pero también para ver todo lo que
hacemos sea bueno o malo.
Dios
les bendiga abundantemente.
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