CADA
DÍA CON DIOS
La
Venganza una mala decisión.
La falta de carácter muchas veces hace que nos enojemos con relativa facilidad. Y que de alguna manera busquemos hacer lo mismo que nos hicieron a lo cual le llamamos venganza.
Sansón era un siervo de Dios en el sentido que fue elegido y ungido pero a pesar de todo seguía sin poder dominar su carácter. Todo el sentimiento de venganza en este varón comenzó cuando pierde un juego que el mismo invento llevándolo a tomar una mala decisión. Dejar a su esposa. Jueces 14. 19 “Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre.”
Que
la venganza es dulce como la miel, es una de las frases que identifican a las
personas que después de perder, de ser despedidos, de divorciarse, de ser
ofendidos o traicionados, utilizan esta arma para sentirse bien.
Esta
herramienta que poco está a la altura de personas racionales y sin
resentimientos, aparece precisamente en momentos en los que alguien se siente
ofendido o rebajado.
Pero
esa misma arma nos hace precisamente malos perdedores, resentidos y
con malos sentimientos que cada vez nos llevan al fracaso.
Es
posible que en los momentos de ira e intenso dolor le pasen por su mente
sentimientos negativos.
Pero
ese "bienestar" que puede sentirse al comienzo, tarde o temprano se
convertirá en remordimiento, en odio o en enemistades peligrosas. Incluso el
rencor puede permanecer en nuestra vida y convertirnos en personas toscas, que
no sabe perdonar y que al contrario se transforma en un gran monstruo cuando
las cosas no salen como esperamos.
La
venganza hace que una persona:
1. Viva
solo de excusas. Jueces 15. 3 “Entonces le dijo Sansón: Sin culpa seré esta vez
respecto de los filisteos, si mal les hiciere.” una persona vengativa siempre
cree que la culpa es de los demás. Sansón había abandonado a su esposa tanto
tiempo que el suegro pensó que ya no volvería por ella. Para abandonar a
alguien no necesariamente se tiene que distanciar físicamente. Hay parejas que
viven bajo un mismo techo y en una misma cama pero ya hace mucho tiempo se han
abandonado del uno al otro. La excusa: los hijos, el trabajo, el estudio etc.
¿Cuál es nuestra excusa para tener en el abandono a nuestra familia y sobre
todo a Dios?
2.
Involucre a otras personas en sus problemas. Jueces 15. 4 - 5 “Y fue Sansón y
cazó trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea
entre cada dos colas. Después, encendiendo las teas, soltó las zorras en los
sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y
olivares.” El problema de Sansón era con su suegro pero termino dañando a otras
personas que nada tenían que ver en ese pleito.
3.
Causa daño a las demás personas. Jueces 15. 6 “Y dijeron los filisteos: ¿Quién
hizo esto? Y les contestaron: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su
mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos y la quemaron a ella y
a su padre.” Sansón se metió con los filisteos y los filisteos mataron a su
mujer con su familia. Si tenemos una diferencia con cualquier persona no
involucremos ni dañemos a los demás.
La
venganza genera más venganza. Jueces 15. 7 - 8 “Entonces Sansón les dijo: Ya
que así habéis hecho, juro que me vengaré de vosotros, y después
desistiré. 15:8 Y los hirió cadera y muslo con gran mortandad; y
descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam.” Nunca paguemos mal por mal
de esta forma nunca terminaremos con las contiendas.
La
venganza endurece nuestro corazón y hace que cada vez se cause más daño a los
demás. Jueces 15. 15 “Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la
mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres.”
No
busquemos vengarnos en nuestras fuerzas dejemos la venganza a Dios. Romanos 12.
19 “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de
Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.”
Aprendamos
a perdonar y seremos felices. Dios sana el corazón del que decide perdonar.
Colosenses 3. 13 “soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros
si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así
también hacedlo vosotros.”
No permitamos
que la venganza dañe nuestro corazón, en este mundo es normal que siempre nos
encontremos con personas que nos hacen daño a través de sus comentarios o a
través de agresiones físicas. Recordemos que es Jesucristo quien pelea por nosotros.
El propósito de Jesucristo no es destruir a nuestros enemigos, él quiere
transformarlos de tal manera que ya no sean nuestros enemigos y ahora le sirvan
a él.
Dios
les bendiga abundantemente.
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