“Los ricos se vuelven pobres, y sufren hambre, pero a los que buscan al Señor, nunca les faltará ningún bien”. Salmos 34.10.
Cuenta
una fábula que cierto día, un cachorrito se puso a perseguir afanosamente su
propia cola sin éxito alguno, cuando en ese momento, un perro viejo lo vio.
—¿Por
qué estás persiguiendo tu propia cola? —He escuchado que la felicidad está en
mi cola —respondió el perrito_ . Así que la seguiré persiguiendo hasta
alcanzarla. —Hubo un tiempo en que yo también perseguía mi cola —contestó el
perro viejo—, porque había escuchado eso de que la felicidad de un perro está
en la cola. —¿Y lograste alcanzarla? —preguntó interesado el cachorrito.
—Después de mucho perseguir mi cola —replicó el perro anciano—, descubrí que cuanto
más intentaba alcanzarla, tanto más se alejaba de mí; pero cuando dejaba de
perseguirla y me dedicaba a mis asuntos diarios, entonces ella me seguía a toda
partes.
El
autor del relato, concluye diciendo que algo muy parecido sucede con nosotros
los seres humanos: Mientras más nos afanamos por perseguir la felicidad, más
nos esquiva. En cambio, cuando nos dedicamos a cumplir fielmente nuestros
deberes diarios, la felicidad nos sigue a todas partes.
Mucha
gente piensa que la felicidad tocará a su puerta cuando alguno de sus grandes
sueños se haga realidad: «Ser el mejor jugador del equipo de fútbol», «Culminar
mi carrera con honores», «Comprar un auto deportivo último modelo», «Vivir en
una mansión frente al mar».
El
problema de esos sueños es que la felicidad no es el producto de lo que hacemos
o tenemos, sino de como vivimos. La verdadera felicidad solo se
encuentra en ser buenos, hacer lo bueno y en cumplir fielmente nuestros
deberes.
¡Quieres
ser feliz! Comparte lo que tienes. Sirve al prójimo. Sé buen amigo. Diles a tus
seres queridos lo mucho que los amas. Sé agradecido. Coloca tu vida, tus
planes, tus temores, en las manos Dios y todo lo demás vendrá por añadidura.
Señor,
hoy resuelvo darte el primer lugar en mi vida, confiando que me suplirás de todo
cuanto sabes que necesito.
Dios les bendiga abundantemente.
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