TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Que Dios nos abra una puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también he sido encarcelado”. Colosenses 4. 3.
Muchas
veces vemos puertas cerradas en nuestro camino. Quisiéramos avanzar y parece
que no podemos o no vemos.
¿Qué
hacer en ese momento? El mejor recurso que tenemos es la oración. Cuando
nos doblegamos de corazón ante el Dios Todopoderoso, podremos ver como él
majestuosamente puede abrir puertas cerradas.
La
cuestión principal es creer que nuestra petición nos será concedida.
Aunque
es importante verbalizar nuestras peticiones y hablar con fe, algunos
cristianos ponen demasiado énfasis en tener la posibilidad de llamar las cosas
a existencia, independientemente de haber escuchado una invitación previa de
parte del Señor para hacerlo.
“Porque
por fe andamos, no por vista”. 2 Corintios 5. 7.
“Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que
no se ve”. Hebreos11. 1.
“Vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas”. Mateo 6:32.
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que
queráis y os será hecho”. Juan 15.7.
Todos
estos versículos de la Biblia nos muestran que Dios está listo a operar en bien
de sus hijos. Las puertas que parecen cerradas podrán recibir el golpe de
gracia que las hará sacudirse para entonces abrirse de par en par.
¿Qué
puerta cerrada vemos hoy ante nosotros? ¿La puerta de la oportunidad de
un nuevo trabajo? ¿La Puerta de oportunidades para nuestros hijos? ¿La puerta
de ver la vida realizada en la formación de un hogar estable? ¿La Puerta de la
economía?
No
hay puerta que no ceda ante el poder de Dios. Hoy creamos que veremos puertas que se abren.
Dios les bendiga abundantemente.
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