TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Entonces los judíos se maravillaban, diciendo: ¿Cómo puede éste saber de letras sin haber estudiado?” Juan 7.15.
"Se
Maravillaban". Jesús surgió del lado inesperado del campo. Él no sólo no
encajó en el molde, sino que él actuó diferente, habló diferente y pensó
diferente. Aunque trató, la audiencia no lo pudo categorizar. Ante eso quedaron
asombrados.
Cuando
nosotros nos encontramos con Jesús nos damos cuenta al mirar el gran cuadro del
primer siglo, que Jesús no es familiar dentro de ese contexto. Cuando nosotros
pensamos que ya lo tenemos en nuestra visión, en realidad no estamos mirando la
pintura correcta, si miramos más cerca nos asombraremos aún más.
Juan
usa en este versículo la palabra “Maravillaban”, de la palabra griega “Thaumaso”.
En
el Griego clásico, esta palabra está ligada a una variedad amplia de emociones.
Esta variedad nos ayuda a ver la reacción humana frente a Jesús.
Thaumazo
puede significar: Asombro, pero con una actitud de crítica, duda o rechazo. Es
realmente una sorpresa cuando oímos o vemos algo que no podemos creer porque
parece que está fuera del centro.
Thaumazo,
significa también Admiración, como la admiración que sentimos cuando admiramos
la naturaleza y su belleza.
Thaumazo significa
también: Estimar o admirar, pero con cierto sabor a sorpresa escéptica. Es el
mismo sentido que podemos experimentar ante la presencia de alguien que hace un
acto heróico inesperado.
Finalmente, Thaumazo significa:
Maravilla, pero con un elemento de temor. Es lo que ocurre cuando llegamos ante
la presencia de Dios, ya que experimentamos asombro pero con un elemento de
temor o reverencia al mismo tiempo.
Cuando
Juan escogió esta palabra, él tomo el verbo correcto para la reacción humana
frente a Jesús. Jesús es completamente accesible pero extrañamente diferente.
Él es gentil pero crudamente demandante. Él es amor pero sus palabras cortan el
alma. Él enseña humildad pero está firme en gloria. Les da bienvenida a todos
pero reclama exclusividad.
En
ningún momento pensemos que Jesús es como nosotros, aunque es realmente humano,
no es como nosotros, ya que nosotros somos la imagen deformada de Dios, pero él
es original.
La
maravilla de Jesús es que cuando lo reconocemos, él viene a nosotros como
alguien que se parece a cada uno, pero tan pronto nos acercamos a Él,
encontramos que no nos podemos comparar a él. Él es completamente diferente,
maravillosamente libre, atractivamente extraño.
Completo
y perfecto al lado nuestro, pero capaz de amarnos tal cual somos y ayudarnos a
caminar de Su mano cada día para que podamos sentir Su amor y su ayuda para
cambiar nuestras imperfecciones y parecernos a Él.
Dios les bendiga abundantemente.
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