TIEMPO
DE REFLEXIÓN
Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. (Salmos 84.11).
La etimología de la palabra integridad surge del latín “integritas” que hacía referencia a objetos sin fisuras, a objetos completos y enteros. En su uso diario, se transformó en un valor indispensable para nuestra vida, que mantiene en su esencia el mismo significado: vivir completos, sin fisuras de acuerdo a una verdad que hemos decidido seguir.Como cristianos nuestra integridad se basa en seguir a Dios, andando bajo las verdades que nos revela mediante su Palabra, para así servirle con obediencia y fidelidad.La integridad no es un estado de perfección porque el ser humano diariamente comete errores, pero si camina en integridad, tendrá la capacidad de actuar coherentemente con la verdad que vive, sin perder tiempo excusándose o justificándose, o tratando de tapar sus errores. Al contrario de ello, los admite, se levanta y tiene una claridad en sí mismo de quien es y hacia dónde va, y aún más cuando pide dirección al Espíritu Santo. Es allí donde Dios expresa su amor en alguien en quien puede confiar sus bendiciones.Cuando llegamos a vivir con esta capacidad, entonces los privilegios de Dios nunca serán quitados de nuestra vida. Por eso el salmista llegó a concluir que quien vivía de esta manera con Dios, seria dichoso. “Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía”.
Dios
les bendiga abundantemente.
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