TIEMPO DE REFLEXIÓN
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el
Espíritu de Dios mora en vosotros? 1
Corintios 3. 16.
Si
hay una verdad que marca la diferencia fundamental entre ser una creación de
Dios y pasar a ser un hijo de Dios, es poseer la conciencia y la convicción de
que ese Dios creador, que ahora pasó a ser nuestro Dios personal, Redentor y
Salvador por la obra de Cristo en la cruz, vive en nosotros.
Muchas
personas aseguran caminar al lado de Dios o que Dios camina a su lado, y dicen
creer en Él. Pero no pueden confesar con sus labios que Él vive dentro de
ellos, que su Espíritu mora en ellos y que por la influencia de ese Espíritu se
esté reflejando el carácter de Cristo en sus vidas.
Cuando
la experiencia renovadora de poner nuestra fe en la cruz de Cristo es una
realidad en la vida, debemos levantarnos cada mañana conscientes de que somos
morada del Espíritu del eterno Dios. Nuestras oraciones, vida devocional,
servicio, carácter, tiempo con la Palabra de Dios, todo eso y mucho más debe
ser regulado por esa verdad eterna de que Él y nosotros somos una sola cosa,
como un pámpano y la vid.
Jesús
nos repitió hasta el cansancio que nunca nos abandonaría. Se fue, sí, pero nos
amó tanto que decidió quedarse a vivir en nosotros y fundir su personalidad en
la nuestra. Una de las verdades más contundentes de la Palabra de Dios es que
Él vive en cada uno de nosotros.
Sin
embargo, nos hemos vuelto tan irreflexivos en nuestra vida de oración que
nuestra comunión con el Espíritu es débil y repetitiva. La falta de conciencia
que hay respecto a que Dios vive en nosotros, de que el Espíritu mora y nos
acompaña, es una realidad lamentable en la mayoría de la experiencia devocional
de la vida cristiana. Nuestras oraciones, más que cualquier otra cosa, reflejan
nuestro conocimiento de la Biblia y nuestra madurez espiritual. Entonces
debemos preguntarnos ¿oramos conforme a la voluntad de Dios, a su Palabra y al
Espíritu que mora en nosotros?… ¿Pensamos lo que estamos diciendo cuando le
pedimos que esté con nosotros, que nos acompañe en este o aquel proyecto, que
esté a mi lado siempre?…
Los
cristianos tenemos el maravilloso privilegio que es, que el Espíritu Santo more en nosotros para vivir la
vida cristiana en victoria.
Dios
les bendiga abundantemente.
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