CADA
DÍA CON DIOS
Hacia
donde apuntamos nuestra Fe
La velocidad con que se dirige una flecha lanzada por una persona normal, e igualmente con un arco normal, alcanza aproximadamente más de 200 kilómetros por hora. Una vez que se lanza la flecha ella ya no volverá, no tiene reversa, la flecha puede significar nuestra fe, el arco el cuerpo, la mente. El blanco nuestros sueños.
Eliseo puso sus manos sobre las de él rey, para darle la dirección correcta, e imprimirle la fuerza suficiente para que alcance el blanco deseado.2
Reyes 13. 16 “Luego dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y
puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos
del rey”
Las
manos pueden significar la fuerza que impulsa la fe. El tamaño del milagro
depende del tamaño y de la fuerza de nuestra fe. En los milagros nosotros
determinamos el límite. E igualmente determinamos su rumbo, de nosotros depende
hacia a donde apuntamos nuestra fe.
El
rey estaba pasando por problemas, estaba rodeado por sus enemigos, por eso
acude al profeta quien le da una promesa, le asegura que todos sus enemigo
serian destruidos, no le dijo que le quitaría a los enemigos de inmediato, pero
si le prometió que los iría consumiendo. 2 Reyes 13. 17 “dijo: Abre la ventana
que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo
Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque
herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos”
Dios
lo establece todo para que resultemos victoriosos, pero también en gran manera
depende de nuestra actitud, si Dios ya nos lo prometió debemos tener una
actitud de victoria, algo que represente nuestra fe, un grito de jubiló,
aplausos, etc. 2 Reyes 13. 18 “Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego
que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó
tres veces, y se detuvo”.
La
medida del milagro está determinada por el tamaño de la fe, hasta donde llega
la fe hasta allá llega el milagro.
2
Reyes 13. 19 “Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar
cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero
ahora sólo tres veces derrotarás a Siria” La promesa era que las veces que
se enfrentaran los destruiría, pero ahora solo tres veces los podía vencer, no
esperemos a ver el milagro para sentirnos feliz, eso no es fe.
La
promesa no era que le evitaría las guerras, la promesa consistía en que las
veces que tenga que enfrentarse a sus enemigos, Dios lo sacaría victorioso.
Dios no nos ha prometido que nos quitara toda aflicción, antes por lo contrario
Él nos advierte que mientras estemos en este mundo tendremos aflicciones; Él lo
que nos promete es que no importa por cuantas pruebas tengamos que pasar
siempre saldremos victoriosos.
Dios
les bendiga abundantemente.
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