CADA
DÍA CON DIOS
Un
Lugar para Adorar a Dios.
En la antigüedad había una gran disputa entre judíos y samaritanos cada uno daba razones y argumentos para considerar su ciudad como el lugar correcto de adoración.
Hoy
en día han pasado muchos años y todavía los grupos cristianos y no cristianos
siguen pelando con respecto a que el lugar en que cada uno se congrega es el
verdadero lugar.
Jesús
le explicaba a la samaritana que la verdadera adoración no nace en los templos
o ciudades, la verdadera adoración nace en el corazón de cada creyente.
La
verdadera adoración no depende del lugar. Juan 4. 20 - 21 “Nuestros padres
adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se
debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este
monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.”
La
verdadera Adoración depende de la intención que tengamos en nuestro corazón. Juan
4. 23 - 24 “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren.”
Si no adoramos a Dios en nuestro corazón no
importa a cual templo vayamos igual no podremos adorarlo.
El
templo es el lugar donde los corazones y las intenciones se unen y se desbordan
para hacer una gran adoración.
Por
eso, también es importante que nos congreguemos y compartamos con los hermanos
la adoración.
En
este capítulo de 2 Reyes 12 el rey Joás le pidió al sacerdote Joiada que
reparara el templo, que dedicara todos los recursos de dinero que el pueblo
daba a sellar las grietas del templo.
2
Reyes 12. 7- 9 “Llamó entonces el rey Joás al sumo sacerdote Joiada y a
los sacerdotes, y les dijo: ¿Por qué no reparáis las grietas del templo? Ahora,
pues, no toméis más el dinero de vuestros familiares, sino dadlo para reparar
las grietas del templo. Y los sacerdotes consintieron en no tomar más
dinero del pueblo, ni tener el cargo de reparar las grietas del
templo. Mas el sumo sacerdote Joiada tomó un arca e hizo en la tapa un
agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha así que se entra en el
templo de Jehová; y los sacerdotes que guardaban la puerta ponían allí todo el
dinero que se traía a la casa de Jehová”. Así como se debe reparar y embellecer
el templo de Dios, nuestras vidas, ahora, que son el templo de Dios también
deben ser reparadas para poder tener una mejor adoración.
En
el templo podemos animarnos mutuamente. Hebreos 10. 25 “no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Es
en el templo junto a los hermanos es donde podemos hacer que se desborde todo
nuestro deseo de adorar a Dios y eso hace que la presencia de Dios se
manifieste.
Pero
en el templo hecho de ladrillos o piedras no podemos contener la presencia de Dios,
es ahí a solas con Dios donde si podemos demostrarle nuestro amor y toda
nuestra adoración.
Dios
les bendiga abundantemente.
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