CADA
DÍA CON DIOS
Como
Ayudar a un Hijo
A la mayoría de nosotros los padres de familia nos encanta ayudar a nuestros hijos, de hecho, nuestra preocupación es no poderlos ayudar si alguna vez ellos nos necesitan.
Cuando
llevamos a nuestro hijo al odontólogo y lo vemos llorar por el dolor
quisiéramos nosotros estar en esa silla para evitarles el sufrimiento ya que
consideramos que esa sería una buena forma de ayudarlo.
Muchos
en ese afán de protegerlos terminamos sobreprotegiéndolos y con esto solo los
convertimos en inútiles.
Había
una mujer que estaba pasan do por una difícil situación, estaba en pobreza
absoluta, su esposo había muerto, la dejo llena de deudas, tantas que
la única forma de pagar era entregando a sus hijos en esclavitud. 2
Reyes 4. 1 “Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a
Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era
temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por
siervos.”
Qué
haríamos si uno de nuestros hijos nos pide ayuda económica porque está pasando
por una situación muy difícil.
Como
es la mejor forma de ayudar.
1. Concientizándolos que
con lo que tienen pueden salir adelante. 2 Reyes 4. 2 “Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo?
Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en
casa, sino una vasija de aceite.” A esto un buen administrador le llamaría optimización
de recursos. No se trata de cuanto tenemos lo importante es que hacemos con lo
que tenemos. Hay personas que con muchos recursos no hacen nada y hay otros que
con lo poco que tienen hacen mucho.
2. Estimulándolos a
superar sus prejuicios. 2 Reyes 4. 3 “Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas
prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.” Para muchos el pedir
un favor es rebajarse, para triunfar en la vida es necesario quitar todo temor,
excusas, orgullo o pretextos.
3. Enseñándoles a
trabajar. 2 Reyes 4. 4 “Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en
todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.” Si trabajamos duro
para dejarles a nuestros hijos una muy buena herencia y si no les enseñamos
como administrar lo que les vamos a dejar. Debemos enseñarles a trabajar y
cuidar lo que les dejamos.
4.
Proporcionándoles los medios para trabajar. 2 Reyes 4. 7 “Vino ella luego, y lo contó al varón de
Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus
hijos vivid de lo que quede.” Un buen padre no les da todo gusto a sus hijos
además de entrenarlos los dota de lo necesario para que puedan luchar. Hacerles
todo a nuestros hijos es convertirlos en mediocres.
5.
Iniciando un proceso de acompañamiento. Isaías 43. 2 “Cuando pases por las
aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por
el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” Dios no nos evita pasar por
los problemas nos promete estar con nosotros, un buen padre
no les evita los problemas a sus hijos, los acompaña para
guiarlos.
6. Exigiéndoles.
Josué 1. 6 “Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por
heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.” Exigirse
es dar más de lo que decimos poder. Las cosas extraordinarias requieren
esfuerzo, las cosas ordinarias las hace cualquiera.
7. Estimulándolos a
pensar diferente. Joel 3. 10 “Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras
hoces; diga el débil: Fuerte soy.” Un buen padre estimula a sus hijos con sus
palabras para que crean que son capaces. Las palabras tienen poder para
influenciarnos. Evitemos palabras negativas o que degraden a los demás.
Ayudar
a nuestros hijos o a cualquier otra persona no significa que tenemos que
hacerles todo, eso no es ayudarles eso es hacerlos mediocres, la mejor forma de
ayudarlos es entrenándolos para que luchen por lo que quieren.
Dios
les bendiga abundantemente.
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