TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Él
hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del
hombre, Sacando el pan de la tierra, Y el vino que alegra el corazón del
hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del
hombre” (Salmos 104.14-15)
Este
salmo es un hermoso canto a las evidencias inequívocas del poder de Dios.
Pero,
¿realmente nos hemos tomado la pausa necesaria para percibir en toda su
extensión esta gran exhibición de gracia, deleite y dulzura que Dios cada día
nos regala?
Es
hora de ser conscientes de la multitud de dones que El Señor ha puesto a
nuestro alrededor, disfrutando con la mayor intensidad, cada uno de ellos. Se
trata de apreciar el mundo que hoy se te presenta, aquí y ahora, agradeciendo
cada nueva oportunidad de permanecer en él.
Jesús
nos brindó un maravilloso ejemplo de esa actitud. Amaba a los niños, disfrutaba
de las fiestas y de las bodas, daba cuenta de las necesidades de los
hambrientos, llenaba de gozo el corazón de los desposeídos.
En
su paso por la tierra completó el propósito al que fue llamado y dijo: “Yo
te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve
contigo antes que el mundo fuese”. (Juan 17.4-5)
Sigamos
el ejemplo de Jesús y vivamos el aquí y ahora disfrutando la obra en la que El
Señor nos ha incluido. Demos gracias en todo y recordemos que Dios no requiere
que entendamos y hallemos explicación de todos los eventos de nuestra vida.
Sólo desea que a la luz de su palabra, encontremos las instrucciones para
disfrutar la misma, como su más hermoso regalo.
Dios les bendiga abundantemente.
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