TIEMPO
DE REFLEXIÓN
Muéstrame,
oh Jehová, tus caminos.
“Muéstrame,
oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y
enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el
día”.
(Salmos
25. 4 - 5)
Dios
ofrece, mediante su palabra, la senda por la que cada uno de sus hijos debe
caminar. Allí es constante su presencia, a pesar de que no siempre será un
camino libre de obstáculos, barreras y tramos sinuosos.
Recordemos
al pueblo de Israel saliendo de Egipto, cuando rumbo a la tierra prometida se
encontró entre el Mar Rojo y la espada de Faraón.
Sólo
en El Señor pudieron librar tales situaciones y por ello el clamor del Salmista
de invitarnos a andar por fe, dirigidos por las veredas que nos abre Dios.
No
olvidemos que los caminos del Señor, son caminos de fe. A pesar de que sus
sendas nos dirijan a veces por rumbos extraños o por lugares que no queremos
transitar, debemos mantenernos firmes en confianza, sabiendo que Él va
adelante, con su sabiduría, amor y misericordia, cuidando de nosotros.
Confiemos;
no andamos solos, Dios está con nosotros, si Él dijo, lo hará, si Él prometió,
lo cumplirá.
Dios
les bendiga abundantemente.
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