UN MOMENTO CON DIOS
Jesús el Pan que alimenta
nuestra vida
“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida” (Juan 6. 47 - 48)
El Señor a través de su
palabra nos ha prometido ser un dador de bendiciones y cubrir todas nuestras
necesidades, pero principalmente nos ha dado la certeza de ser el pan
espiritual que es capaz de satisfacer aquellas almas hambrientas.
Cuando Jesús fue abordado por
una multitud luego de haber realizado ese hermoso milagro de multiplicar
paneles para dar de comer a todo el pueblo (Juan 6. 11, 26) le pidieron que
hiciera una señal como la del maná del cielo que Dios había provisto para su
pueblo en el desierto. Sin embargo, cuando Jesús expresó que era el verdadero
“pan del cielo” la gente no comprendió el mensaje, porque querían un pan
literal, no obstante Jesús estaba diciendo que, acudidos por fe ante el Señor,
serían saciados de todas sus necesidades espirituales.
Dios no quiere ser un producto
opcional en nuestra dieta; desea ser el elemento básico en nuestra vida,
nuestro alimento «imprescindible». Por ello, caminemos juntos con fe, de la
mano del Señor para que sea siempre nuestro Pan espiritual.
Mas el que me oyere, habitará
confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal. (Proverbios 1. 33)
Cuando lleguemos al punto en
que sepamos que Dios se interesa por nuestros problemas, que Él es más grande
que cualquier cosa que podamos enfrentar y que sabe exactamente qué hacer,
nuestros problemas nos parecerán menos intimidantes. ¿Por qué? Porque estás
centrado en el Señor: nuestro Padre todopoderoso, omnisciente, siempre presente
y completamente amoroso.
Esta es una de las mayores
bendiciones de la sabiduría: Dios no sólo tiene el mejor plan para superar
nuestras luchas, sino que también utiliza nuestras dificultades para
edificarnos.
En Sus manos, los problemas no
son obstáculos, son oportunidades asombrosas para que desarrollemos una
relación más íntima y dinámica con Él y crezcas en nuestra fe.
Dios les bendiga abundantemente.
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