domingo, 16 de marzo de 2025

Un momento... Jesús el pan que alimenta nuestra vida

 


UN MOMENTO CON DIOS

Jesús el Pan que alimenta nuestra vida

 

“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida” (Juan 6. 47 - 48)

 

El Señor a través de su palabra nos ha prometido ser un dador de bendiciones y cubrir todas nuestras necesidades, pero principalmente nos ha dado la certeza de ser el pan espiritual que es capaz de satisfacer aquellas almas hambrientas.

Cuando Jesús fue abordado por una multitud luego de haber realizado ese hermoso milagro de multiplicar paneles para dar de comer a todo el pueblo (Juan 6. 11, 26) le pidieron que hiciera una señal como la del maná del cielo que Dios había provisto para su pueblo en el desierto. Sin embargo, cuando Jesús expresó que era el verdadero “pan del cielo” la gente no comprendió el mensaje, porque querían un pan literal, no obstante Jesús estaba diciendo que, acudidos por fe ante el Señor, serían saciados de todas sus necesidades espirituales.

Dios no quiere ser un producto opcional en nuestra dieta; desea ser el elemento básico en nuestra vida, nuestro alimento «imprescindible». Por ello, caminemos juntos con fe, de la mano del Señor para que sea siempre nuestro Pan espiritual.

Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal. (Proverbios 1. 33)

Cuando lleguemos al punto en que sepamos que Dios se interesa por nuestros problemas, que Él es más grande que cualquier cosa que podamos enfrentar y que sabe exactamente qué hacer, nuestros problemas nos parecerán menos intimidantes. ¿Por qué? Porque estás centrado en el Señor: nuestro Padre todopoderoso, omnisciente, siempre presente y completamente amoroso.

Esta es una de las mayores bendiciones de la sabiduría: Dios no sólo tiene el mejor plan para superar nuestras luchas, sino que también utiliza nuestras dificultades para edificarnos.

En Sus manos, los problemas no son obstáculos, son oportunidades asombrosas para que desarrollemos una relación más íntima y dinámica con Él y crezcas en nuestra fe.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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