LECTURA
DIARIA:
Éxodo
capítulo 9
Esta fue la
quinta vez que Dios mandó a Moisés al Faraón con la demanda: "¡Deja salir
a mi pueblo!" Quizá en esos momentos Moisés estaba cansado y desanimado,
pero continuó obedeciendo.
La quinta
plaga que destruyó al ganado puede que haya sido un ataque a Atos, la diosa
madre de Egipto, la cual era a veces representada bajo la forma de una vaca.
Como el rey
no mostró ninguna intención de respetar su promesa, la plaga con que se le
amenazó y de la cual él estaba advertido, fue ejecutada. Pero en este caso es
de notar que la plaga no fue infligida por medio de la vara de Aarón, sino directamente
por la mano de Dios, y la fijación del tiempo exacto tendía aún más a
determinar el verdadero carácter de la calamidad.
Nada del ganado
de los israelitas moriría; el Señor iba a marcar la diferencia.
Cuando los
egipcios no fueron conmovidos por la muerte del ganado, Dios mandó una plaga
que los atacó en sus propios cuerpos.
Ellos habían
oprimido a Israel en los hornos, y ahora las cenizas de los hornos se
constituyen en terror para ellos. La plaga misma era muy molesta. Los mismos
hechiceros fueron atacados por los forúnculos.
El poder de
ellos fue refrenado antes; pero ellos siguieron oponiéndose a Moisés y
confirmando al Faraón en su incredulidad, hasta que se vieron obligados a
ceder. El Faraón insistió en su obstinación.
Dios mandó
nuevamente a moisés ante Faraón, esta vez para anunciar una prueba más dura
aún, si continuaba en su negativa de dejar salir a Su pueblo.
La tormenta
de granizo constituía un milagro, porque Egipto era un país donde prácticamente
no llovía, y rara vez caía granizo. Aun así, Dios hizo más severo y destructivo
ese fenómeno natural. El granizo pudo haber representado un ataque contra dos
dioses egipcios: Isis, la diosa de la vida, y Seth, el protector de las
cosechas.
Teniendo en
cuenta las consecuencias de la gravísima pestilencia que cayó sobre el ganado,
el anuncio de otra plaga con granizo muy pesado sobre el ganado que había
quedado traería terror y ansiedad a Faraón y a los egipcios.
Moisés le
dice esta vez a Faraón cómo salvar a la gente y los animales siguiendo las
instrucciones de Dios.
Algunos de
los egipcios salvaron su vida y su ganado por escuchar la advertencia de Moisés
y creer en lo que él había dicho departe de Dios.
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