“Entonces Jacob llamó a sus hijos, y dijo: Reuníos para que os haga saber lo que os ha de acontecer en los días venideros”. (Génesis 49.1)
Hace un tiempo una persona amiga me contó que
mientras hablaba de su fe le hicieron la siguiente pregunta: “¿Te imaginas que
pasaría si resultara que al morir no hubiera vida más allá de la muerte?
“¡Todo
lo que te habrás perdido en la vida por creer que ibas a ir al Cielo!”
A
lo que esta persona le contestó: “Bueno, si fuera así nunca lo sabría pues ya
estaría muerto pero algo sí sé, habré vivido mi vida de una manera ejemplar y
plena, habré sido esposo de una mujer, un padre amoroso, una persona íntegra y
honesta sin nada que me esclavice ni nada de qué arrepentirme”. Vivir la vida
cristiana no es algo que hacemos porque no tenemos nada más que hacer, quien ha
intentado vivir el cristianismo como una tradición, una obligación o un método
humano ha fracasado y tarde o temprano ha terminado lejos de Dios y de su
iglesia.
“Acérquense y escuchen, hijos de
Jacob; escuchen a Israel, su padre.” Aquí Jacob,
el padre de José está dando sus últimas palabras antes de morir. Sin duda
alguna este hombre conoció a DIOS y DIOS mismo permitió que las últimas
palabras que dio a sus hijos quedaran capturadas en la Biblia para que nosotros
las pudiéramos leer.
¡Dios
no hace nada sin un propósito! Cuando leemos los comentarios de Jacob hacia sus
hijos que crecieron sin desarrollar una relación personal con DIOS encontramos
palabras como estas: “deshonra, inmoralidad sexual, impulsos sin control,
violencia, enojo, ira, crueldad, asesinato, mutilación, vergüenza.”
¿No
son estas acciones y otras similares las que controlan la vida de las personas
que no conocen a DIOS?
Hombres
gobernados por su avaricia, jóvenes controlados por la inmoralidad sexual,
personas violentas e impetuosas destruyendo familias enteras, una vida de
estrés y presión que termina en ira y crueldad así como vergüenzas acumuladas
del pasado que se tratan de ocultar.
¡La
gente necesita ser salvada de este estilo de vida pero le ha dado la
espalda a su Salvador!
Más
de una vez nos hemos encontrado con personas que reconocen que necesiten quien
los rescate y escuchan el mensaje de la fe en Jesús con interés e incluso se
sienten atraídos a tomar una decisión pero en el último momento se vuelven
atrás porque no quieren dejar de disfrutar sus placeres. No alcanzan a ver que
los placeres que hoy los esclavizan terminarán por destruirlos eternamente.
La
vida cristiana es incomparable, la vivimos porque le da un sentido a nuestra
vida, nos llena de paz y plenitud el corazón, nos hace libres de tantas
ataduras y vergüenzas del pasado que antes controlaban nuestras emociones y
sacudían nuestras mentes, nos hace sentir amados y aceptados tal cual somos,
nos da sanidad para el pasado, esperanza para el futuro y un presente seguro en
las manos de nuestro Salvador. Por más feroz que sea la tormenta cuando la
cruzamos en la barca junto a Jesucristo, no hay ningún peligro.
La
vida con DIOS es única. Nada de lo que esta sociedad o este mundo pueda ofrecer
es comparable a lo que el Creador del Universo ha diseñado, si no la estás
viviendo te estás perdiendo lo mejor de tu vida.
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