LECTURA DIARIA:
Salmo 90
Moisés nos recuerda que mil años son como un día para el Señor. El tiempo no limita a Dios. Es muy fácil desalentarse cuando pasan los años y el mundo no mejora.
Debido a que no podemos ver hacia el futuro, a veces nos preguntamos si Dios lo puede ver. A El no lo limita el tiempo de ninguna manera. Podemos depender de Dios porque El es eterno.
La mente humana no alcanza la trascendencia ilimitada de Dios tanto en tiempo como en poder y en espacio. Este es el Dios que ha sido fiel en nuestra experiencia y a través de generaciones.
Dios conoce nuestros pecados como si los tuviera extendidos ante El, incluso los pecados secretos. No necesitamos ocultar nuestros pecados ante El porque podemos hablarle abierta y sinceramente. Pero aun cuando conoce toda esa terrible información de nosotros, sigue amándonos y quiere perdonarnos. Esto, en lugar de asustarnos y llevarnos a encubrir nuestros pecados, nos debería alentar a acercarnos más a El.
El castigo de Dios sobre la humanidad debe dirigir a los seres humanos hacia el temor de Dios. Pero muy pocos han aprendido a “contar sus días”, y no se dan cuenta de lo efímero de su vida.
Hoy pueden medir la distancia al sol y la luna y a las estrellas y la cantidad exacta de tiempo para que la luz llegue de ellas, pero no han aprendido a contar sus propios días.
El salmista dice que si Dios, al principio del día, nos inunda con su misericordia, podemos cantar y alegrarnos, pues sólo Dios puede dar una base para gozo verdadero.
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